martes, 28 de febrero de 2012

El día de San Calentín

El Día de San ‘Calentín’ es cuando llueve con más fuerza. El cielo encapotado descarga su rabia perruna - en forma de nubes negras, contra todo aquel que no ha sabido atenerse a las consignas del día de los enamorados y a las confabulaciones de Cupido. Ése adorable angelote.

Parece que nadie sabe que, después de San Valentín, llega su primo pequeño con las rebajas: San ‘Calentín’ El día que el más común de los mortales aprovecha para bajar el listón; jornada ésta en la que podemos conformarnos con cualquier cosa – parece que no cabe esperar nada peor que estar solo (y dar gracias por no estar mal acompañado)

San ‘Calentín’ tiene menos repercusión mediática que su primo Valentín el famosillo, es evidente. Su origen, poco creíble, sitúa su nacimiento varias semanas después del día de los corazoncitos y obedece a la creencia absurda de que existió otra matanza, menos pública pero mucho más ‘deshonrosa’ que la del 14 de febrero: la de nuestros hígados.

Según cuentan los cronistas oficiales y los historiadores de la época (…) “un nutrido grupo de personas humanas desenamoradas del amor tomaron las calles, desafiando así la tormenta que asolaba las aceras. Porque con la que caía, lo normal hubiera sido guarecerse en comercios, y de nuevo vuelta a la espiral del mal”

(…) “pero la gente que es muy lista, acabó refugiándose en los bares - ningún otro lugar en el que encontrarse a gustito cuando llueve lo más grande… y así, sin querer queriendo volvieron a caer en las redes del consumismo más siniestro. El del 2x1” Claro, como con las noticias morbosas y las ofertas del ‘Lidl’ también esta vez se corrió la voz.

Los bares prepararon estrategias para acoger a los nuevos, desencantados y mojados clientes. Todas las energías se centraron en el objetivo de que la oferta fuera lo suficientemente variada para toda esa deshabituada demanda, solitarios que deambulaban por las calles sedientos de lo que fuera: beso o trago.

El Día de San ‘Calentín’ se hizo un hecho, los restauradores y hoteleros se frotaban las manos. Su constatación empírica se encuentra en las diversas fiestas con las que conmemorar que se está soltero: La Fiesta de la Tuerca y el Tornillo, La Fiesta de Los Semáforos, La de la Sota, La del Roto para el Descosido… La de la Oca (y me como algo, que hoy por fin toca)

En fin, que la fiesta no se acaba. Nos dicen que nos enamoremos para poder tener Día de los Enamorados, pero que tampoco nos preocupemos, que siempre puede surgir ‘algo’ en un bar con fiesta temática.

El amor está por todas partes y también las autoridades deberían advertir que no siempre es bueno para la salud, y menos para el hígado. A veces, te sale tan caro enamorarte, como conseguir que un susodicho se emborrache y/o caiga. Rendido. A tus pies.
Vi-vi-viva la fiesta… y aaarrrrriba el amor!!!!!

Hay algo que da esplendor a cuanto existe,
y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina.
G.K. Chesterton