lunes, 5 de diciembre de 2005

A veces

A veces sólo necesitamos un corte brusco. Puede servirnos un simple apagón. Un espacio en blanco que aprovechar. Incluso un sitio a dónde ir. Parar un momento y darnos cuenta de que lo que pasa alrededor es real. Y como todo, tendrá sus consecuencias.
También creemos que lo que tendremos que hacer será fácil. Porque al principio sólo se trata de aprender e ir tirando, cada uno como pueda. Como en un viaje de metro en el que después de cada parada, te espera el oscuro y silencioso túnel.

Ana aprovecha los viajes en la red de transportes para hacer lo que más le gusta: Mirar. Y sabe hacerlo, porque la gente no parece ofenderse. Al contrario.
Cuando la afluencia de viajeros se lo permite, se sienta en cualquiera de los lugares libres y saca su cuaderno. Ocupando así la mayor parte de su tiempo en blanco. Escribe acerca de lo que ve. Esas personas anónimas a las que ella pone nombre e historia alternativa. Pedacitos de la ciudad que sienten y padecen una vida que Ana inventa y que casi siempre tiene final feliz. Para tristezas ya está la realidad.

A veces necesitamos lo que no tenemos. Ese hueco que permanece dormido esperando una llamada. Una mirada que nos conmueva, o una caricia que nos erice la piel. Quizás tan sólo sea la intriga de lo que nos aguarda, la incertidumbre de un mañana. O la certeza de aquello que ya no conseguiremos. Confiamos en que la vida nos siga sorprendiendo, aunque corramos el riesgo de que no nos guste lo que veamos. O lo que vivamos. Al final, todo termina pasando en primera persona. Cada uno a lo suyo.


Todos los cortes son bruscos, y los principios difíciles pero nunca eternos. Y con los finales se acaba por terminar siempre. ¿Por qué no hacemos que no nos conocemos?

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Noviembre agridulce...ya es ¿navidad?

Ya es navidad, aunque pueda parecer increíble por el hecho de encontrarnos a finales de noviembre. Cómo nos gusta adelantarnos, tenerlo todo preparado. La fecha de salida la ha dado el calvo de todos los años, que con su gesto de sopla (Gaitas) reparte suerte entre los desafortunados. Lo mismo este año me toca, y tu piensas, ¿pero este señor no tiene familia?, que tiene que pasarse las navidades soplándose la mano y paseando por las calles frías y nevadas de cualquier ciudad. En serio, acojamos al calvo que no se nos congele.

jueves, 17 de noviembre de 2005

Bienvenidas mentes insolentes

Bienvenidas, mentes insolentes, contestatarias, reaccionarias...
No se trata de decirlo más alto, sino un poco más claro.
Esta Terapia de Grupo se funda con el convencimiento de que todos podemos ser mejores, estar más a gustito...o al menos intentarlo. Aquí teneis el espacio, que no nos falte de nada. Ponéos cómod@s y tomad posesión de este rincón que no quiere más que ayudaros a ser un poco más felices, o a tomaros la vida un poco menos en serio.