sábado, 29 de septiembre de 2007

Amparito se llama mi amor (III)

Todo el mundo necesita un poquito de amor
En la acera, un resoplo íncomodo trae el nombre de Amparito. Lo escucha su novio Expedito y también el borrachín que los trae por la calle de la amargura. Éste último, pobre infeliz, que con tres o cinco copas de más trae consigo, sin saberlo, la hecatombe.
Agapito vuelve a gritar desesperado el nombre de la chica.
- ¡¡¡AMPARITOOOOO!!!!!!!!!
- Amor, me parece que te están llamando- sugiere el avispado novio, que está claramente contrariado.
- Ampadito, pedona, é vedad, te llama ézse- apunta el borrachín con su dedo índice hacia arriba. El pedo que lleva le impide que baje el brazo, de tal modo que se queda un instante embobado señalando a Agapito. Sus amigos reparan en la postura, mientras ríen y le chillan:
- ¡Que te va a caé un dooonu!
- Tíooos, ¡¡Vení padacá!!- les reclama éste enfadado.
- ¡¡Cuidaoooooooooo!!- responden señalando hacia el 4ºB.
Agapito está a punto de tirarse por la ventana.
Amparito reconoce a Agapito. En un instante, dos pensamientos pasan fugaces por su cabeza. El primero es decirle a Agapito que se tire. Total. Pero, decide hacerle caso al segundo: evitarlo.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Amparito se llama mi amor (II)

Expedito se llama su amor
El sonido de una sirena de policía perturba la tranquilidad de la madrugada - como preaviso musical del incipiente caos. Por tanto, la advertencia cercana de la autoridad, se cuela en la conversación entre un borrachín y un chico, que no deja de agarrar la mano de su novia. A través de unas cortinas, alguien está presenciando la situación.

La chica asiste a las explicaciones que el novio, equivocado, intenta darle al nocturno perjudicado. Ella presiente el lugar al que el singular grupo pretende llegar, cree que es el único abierto a esas horas. Mira al tipo y piensa en la clase de personajes que pueblan el bar. Recuerda perfectamente cómo llegar a él, está en la acera de los impares y se llama Carmina Burana. Generalmente acoge a almas perdidas. Estrecha fuerte la mano de su chico. Piensa en Agapito, pero Agapito ya no es nadie.

Desde la ventana del 4ºB, una presencia se encuentra inmersa en la conversación a dos bandas. El joven que da las señas incorrectas tiene una voz que a Agapito le resulta familiar, pero no puede distinguir su cara. A poca distancia, el resto de los amigos borrachos continúa su particular fiesta con el 3 en raya, sin hacerle caso a los requerimientos de su líder. El mirón del ventanal asume su condición de observador indiscreto que, desde un lejano cuarto piso, le impide meterse donde no le llaman. Y piensa en Expedito. Expedito es un cabrón.

La chica decide pronunciarse ante las confundidas indicaciones de su pareja. El borracho no recuerda ni su nombre, como para acordarse del de aquellas calles. Aún así, las repite para fijarlas en su memoria. El chico cree tener la razón. Agapito tiene la certeza de que le están indicando erróneamente. El resto del grupo no puede parar de reír ante el primer 3 en raya de la noche.

(TDRÉ EN DAYAAAAAAAAAAA!! Jajaaaajajaja)

- Mademía cómo vanesto, zsi edque no zsaben bebé

- Cielo, te confundes, no es la esquina con Gregorio Tornillo, es la de la Parrilla del Santo (la chica parece segura)

- ¿No é gdregodio todnillo? (pregunta el borrachín con los ojos abiertos como platos)

- Sí, amor, es Argenzuela con Gregorio

- ¿Zsí é?

- Te confundes, cariño, no es

- ¿No é?

- Sí es

- Pedonad, yo creo que tiene dazón ella, me zsuena má la padilla del zsanto

- ¿¡Tú qué sabrás, si vas borracho!? (el chico pierde la compostura)

- ¿Bodacho yo? pedo oye, que yo no te pedido el drespeto, zsólo quedemo llegá a caminabudana

- ¿¿El bar Carmina Burana?? (pregunta al unísono la pareja)

Agapito reconoce entonces la voz de Amparito. Le da un vuelco el corazón. Hace meses que no sabe nada de ella. Como un resorte, su garganta escupe el nombre de la chica a la que todavía ama. Su grito desesperado se percibe a través de la distancia que los separa. De hecho, lo percibe todo el vecindario.

- AMPARITOOOOOOOOO

- ¡Bfgji! ¿Ampadito?, ¡¿te llama Am-padito!?

- Sí, ¿algún problema?

- ¿Quién grita?

(Los problemas no han hecho sino comenzar..)

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Amparito se llama mi amor

Las 3 en raya

La calle está desierta. A lo lejos se percibe la agonía del fin de semana, que se traduce en la sonora carcajada de un borracho. Le responderá como el eco, una melodía de risas que pertenece a sus amigos, con los que cooperará por el objetivo lúdico de esa noche. Serán compañeros de cubatas y de hipos. De chistes malos y de peores resacas. En un intento de vuelta a casa, puede que el jolgorio se transforme en algún llanto, desorientado y huidizo. Una vez aliviado, no importará retomar el viaje y seguir a cualquier improvisado capitán, para acabar la velada perdiendo el norte con una tripulación desconocida.

De repente, una pareja de jóvenes aparece en la acera, desafiando con sus andares silenciosos a aquellos niños perdidos, que no quieren dormir ni regresar a Nunca Jamás. Un par de dos que pasean con las manos apretadas, frente a un grupo desbaratado que unido se emborracha y ríe. Miradas cómplices en un bando y algarabía nocturna en el otro.

En medio de la solitaria calle hay una ventana con la luz encendida. Observando la escena desde su habitación, está Agapito, que no puede evitar sentir algo de envidia. Mirando a unos, recuerda sus mejores moñas, los peores chistes y las carcajadas que se enlazaban. También, las lágrimas con sabor a ron con cocacola que compartía con sus amigos. Y piensa en Amparito. Amparito se llama su amor.

Mientras, la pandilla cada vez más tambaleante, intenta quedarse quieta y empieza a plantearse cuál será el siguiente destino. Las direcciones se atropellan y todos parecen tener la razón. No se ponen de acuerdo, hasta que por fin una voz pregunta a los novios, que se les cruzan, rompiendo el silencio que les separa:

- Pedonad, ¿la calle Madalena? ¿sabéi dóde esztá la calle Madadena?

Mientras, el resto espera divertido las indicaciones del improvisado líder y comienza una imaginaria partida de 3 en raya, pero son cuatro. Cada uno de los componentes tendría que ser una ficha, con un vocal para cada equipo. Pero no les salen las cuentas. Como siempre, ajeno al juego, el encargado de recordar las indicaciones que le dan los desconocidos, es el menos indicado para pedirlas. Le contesta el chico, de unos veinte años.

- ¿La calle Magdalena?

- Zsí, ézsa

- Tenéis que seguir todo recto, hasta la calle de los Geranios

- Zsí, Gedanio

- Después, la bajáis hasta el final, torcéis a la izquierda y pilláis la calle Argenzuela

- Uf, zssí, Argdenszue..

- Esquina con Gregorio Tornillo

- ¿Sztás de coña, no?

- No

- Vale, pedona, ezs que no me voy acodá. Espeda un momento, pó favod.. ¡oyee.. vení padacá alguno!
...
- ¡No podemo que sztamo jugando a las trdé en daya!

- No me jodái, hombdre.. vaya noczhecita
(Pues acaba de empezar...)

jueves, 6 de septiembre de 2007

Musas

Mientras regresan las más remolonas, recuerdo que me presentaron a algunas este verano.

Iberarte se encargó de que vieran la luz de la red.

http://iberarte.com/content/view/885/1/

martes, 4 de septiembre de 2007

Silencio

- Amor se escribe sin hache, dijo Jardiel, consternado.

- La vida es una Tómbola, aseveró contundente Marisol.

- Para hacer bien el amor hay que venir al sur, no se pudo contener Raffaela.

De este modo la rubia italiana los enmudeció a los dos.

Se hizo el silencio.

Calderón se preguntó y el mismo se respondió: ¿qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Añado, Casualidad y Suerte.

No sabía Calderón que la mayoría de los sueños se cumplen en el sur.
Cuando reaparece el silencio.

Pues eso.
(Silencio y sueño. Estupor y escozores. Estamos trabajando en ello)

lunes, 3 de septiembre de 2007

Azar se escribe sin hache

Casualidad era la hermana invisible de Suerte, que siempre fue la mayor y la primera en ser consentida. Primogénita a la par que altiva, rubita de rubios rizos, Suerte era la analogía femenina del repelente niño Vicente. Hija siempre digna, de ojos azules y Estrella, de segundo nombre.

Concebida en las alturas, aparecía siempre como caída del cielo. Adelantado tuvo que ser y provocado su fugaz parto. Conocedora de su significado, se conformaba con presentarse como la niña querida de los oscurísimos ojos de su mamá, Sfortuna. Aquella que no le desvelaría jamás quién fue su papá, reservándose para sí misma el eterno secreto de haberlo conocido y amado tan sólo una vez, mecida por el suave viento del Oeste.

La inesperada vástaga menor, Casualidad de sobrenombre incluso Afortunada, fue la última en ser reconocida por su malquerida madre. Esto significó que estuviera la pequeña minusvalorada, como un nebuloso e incómodo segundo plato. Casual y morena se mostró desde el momento en el que vio la Luz Cegadora, la que precede al primer parpadeo.

Nació por cesárea, casualmente. Segundona casualidad no esperada y no por ello menos bella, pese a provenir de un padre distinto al de su hermana. Verdes eran sus vivos ojos, inmensamente verdes. Concebida en el mar, mientras las olas amasaban dos cuerpos que se encontraron sin buscarse, en medio de un océano lejano, salpicado de purpurina de colores. La nena fue para su mamita igual que esa invitada de última hora, de ocasión y saldo, que se unió inconsciente a la cena fría organizada por el galán Imprevisto.

Ambas niñas no tuvieron progenitor, al menos eso les dijeron desde que aprendieron a escuchar a su madre y a los que se empeñaban en hablar de ellas. Sin embargo, crecieron hermosas y ajenas al hecho comprobado de que a sus respectivos creadores nunca los conocerían. Tampoco existía por aquella época un plató televisado con teléfono de aludidos. Ni el Diario de Patricia. Menos mal, con la crueldad de la que puede hacer gala gratuitamente el público por teléfono, sabiéndose escuchado por la mayoría inerte que presencia una sobremesa prestada.

De este modo crecieron las chiquillas, pizpiretas, suspicaces. Rodeadas de amiguitos. Inquietud, Oportunidad y Descuido. Siempre les esperó su problemático tío carnal Futuro Incierto al doblar El filo de lo Imposible. Encadenadas estuvieron desde su nacimiento al Desenlace Mágico. Condenadas a satisfacer impulsos inútiles o decisivos.

Fueron las dos retoñas legítimas de Sfortuna. Ambas primas adoptivas y lejanas de Fatalidad y Albur. Matrimonio éste de pájaros de conveniencia, que a veces se distanciaban por un tiempo, cuando pasaban por allí Los Hados malvados. Vaya pareja, de hecho.
Anonádense, lectores.

To bí continué.
(Vamos, que ‘continuará’)

Ya hemos vuelto. Menudas vacaciones. Lo estamos dando, que no regalando.

Besos para todos y bienvenidos quedan.

Me acuerdo

Me acuerdo de que tengo un blog. Un blog, jolín. No un Tamagochi cualquiera, que podría haber -electrónicamente- fenecido de virtual inanición y letal aburrimiento.

Igual que pudiera haber muerto la voraz sed descifradora de mis cuatro sagaces lectores -más agregados culturales de excepción y becarios. Dios, qué he hecho, a punto he estado de cometer un crimen. Joder.

Yo que no mato a una mosca y me provocan terror las avispas. A un aparatito chinorri de ésos lo habría vilmente asesinado. ¿Se hacen cargo de qué podría haberle pasado a este humilde foro, a esta desasistida terapia?. Lo estoy viendo. Ni despegó, la pobre, dirían las vecinas por las esquinas. Tanta gente en el mundo necesitada de salvación, qué descarado egoísmo.

Lo que tiene que ser terminar una mísera existencia en el último recodo del olvido, donde se esconden las facturas que nos duelen y al lado de los besos que no nos quisieron dar, que también escuecen. Pues, lo peor debe ser. La total indiferencia de la red. Qué mal rollo. Pobrecito mi blog. Lo siento mucho.

No se preocupen. Tranquilos todos. He vuelto. Quedan avisados.

Solo puedo añadir que gracias por venir y disculpen el sopor estival.
Próxima apertura y nuevas aventuras.

Déjenme dormir un poco, que acabo de llegar de Vacaciones en el Mar y estoy que no puedo.
Mañana más, diablillos.